¡Hola a todos! En este nuevo post os hablaré de mi viaje a Santander, una ciudad que últimamente piso mucho por motivos familiares. Os voy a contar la experiencia de la última que estuve en la maravillosa capital cántabra.
Salimos de Salamanca un viernes a medio día y llegamos a Santander sobre las 5. El viaje se hizo muy corto y entretenido, y enseguida pude ver el grandioso mar Cantábrico. Hicimos unas cuantas paradas y a las 7 llegamos al hotel. Terminamos de acomodar todo y salimos a dar una vuelta. Hacía muchísimo frío por lo que no pudimos dar el paseo que teníamos planeado por 'El Sardinero' y tuvimos que volver. Cenamos en restaurante del hotel y subimos a la habitación para poder descansar lo suficiente para aguantar el día siguiente.
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PALACIO DE LA MAGDALENA |
Sábado. Me levanto de la cama y lo primero que veo es un precioso amanecer con el mar acompañado. Una de las mejores cosas que he visto nunca. Así comenzó el esperado segundo día. Nos preparamos y salimos a la calle. El cielo estaba despejado y no hacía mucho frío. En la playa, se podían ver varias personas surfeando. Después de estar un buen rato observando la playa y las actividades que las numerosas personas realizaban, partimos hacia el Palacio de la Magdalena. Un emblemático punto de esta ciudad donde se puede ver la entrada y salida de los barcos, numerosos animales acuáticos y unas olas de impresión. Además, aprovechamos la visita para realizar algunas fotos, que quedan preciosas. A la salida de este sitio, fuimos paseando por un camino de madera por 'La Playa de los Peligros' hasta llegar a 'Puerto Chico'. De allí fuimos a comer a un restaurante donde había unos calamares buenísimos. Posteriormente, nos dirigimos al centro de la ciudad a ver algunas tiendas y recorrimos el mismo camino para volver al hotel y descansar de nuevo.
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FARO |
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PUERTO CHICO |
Domingo. Segundo día, segundo amanecer. Como el día anterior, me enamoré completamente del amanecer en el mar de Santander. En este día, bajamos a desayunar a un restaurante a pie de playa, donde la comida sabe el doble de rica. En esa mañana, cogimos el coche y fuimos hasta el faro donde hacía mucho viento. Pero esto no impidió que realizáramos un paseo por esa zona para tener mejores vistas de los acantilados. Cuando volvimos de "investigar", fuimos a una pequeña tienda de souvenirs donde le compramos un dedal para mi abuela muy bonito a un señor muy agradable. Después de estar por el faro, volvimos a Puerto Chico y dimos otro paseo por esa zona, hasta que llegó la hora de comer y volvimos al restaurante del día anterior.
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PUERTO CHICO |
Tras degustar la comida deliciosa de ese sitio, fuimos por las calles que rodeaban el lugar y descubrimos una avenida llena de bares donde había muchísima gente escuchando la música que tocaba una orquesta. Que pena que no pudiéramos quedarnos más tiempo, pues había mucho ambiente.
Tras ese recorrido, llegamos de nuevo a puerto chico, donde teníamos aparcado el coche y nos pusimos rumbo a Salamanca.Tener que dejar la ciudad es algo que yo no quería. Si por mí fuera me quedaba allí para siempre. El viaje su vuelta se hizo mucho más largo y hacía mucho viento y comenzó a llover mucho. Sin duda era mejor Santander. ¡Pronto volveré!
Me ha gustado mucho tu crónica. Cumple todas las pautas del ejercicio y está muy bien redactada aunque te faltan algunos espacios y mayúsculas. De todas formas, está genial.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias por tu aportación! La próxima vez tendré más cuidado.
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